Esta primavera de lluvias generosas y temperaturas suaves ha dado un gran vigor a las vides. La carga de uva es abundante, similar a la de nuestro primer año, y quizá debamos despojarlas de algún racimo para que el resto madure mejor. Pero todavía es pronto; ahora toca despuntar y continuar con el deshojado.
En bodega, hemos degollado media docena de botellas de nuestro primer espumoso, el rosado que embotellamos a 996 de densidad sin terminar la fermentación alcohólica, para probar qué está sucediendo dentro. La explosión de lías durante el degüelle nos ha puesto perdidos, y hemos comprobado que el proceso se complica y nos hace perder más volumen de vino del que esperábamos, en comparación con el método de doble fermentación que se utiliza en el champán y el cava.