Esperando que las lluvias nos dejen terminar el deslechugado, vemos como el año viene fuerte, vigoroso; nada que ver con la sequía del pasado. El cereal que toca la viña está crecido, con largos tallos que se dejan ondular por el viento. Los pámpanos presentan racimos plagados de lo que pronto serán flores, mientras los rayos de sol nos regalan alguna que otra alegría.
En dos semanas las vides han pasado de un verdor claro y amarillento a presentar el color que nos acompañará durante el verano. Los sarmientos rebasan ahora con mucho la altura de los racimos, con hojas muy desarrolladas en su base y la presencia de algún que otro nieto, chupón que surge junto al tallo de las hojas robándole vigor a la formación principal.